¿Sabías que incluso en verano, cuando se supone que deberías estar más relajado que una toalla al sol, tu mandíbula puede seguir en tensión? Sí, el bruxismo —ese hábito de apretar o rechinar los dientes, muchas veces sin darte cuenta— no entiende de chiringuitos ni de días libres. Y lo peor es que muchas personas ni saben que lo tienen… hasta que la cosa ya va a más.
Así que si este agosto notas que te levantas con la mandíbula cargada, dolor de cabeza o te crujen los dientes más de lo normal, sigue leyendo. Que en Clínica Dental Anaya & Robles te vamos a contar por qué esto pasa y qué puedes hacer para evitar que el verano se te atragante… por culpa de tu boca.
¿Por qué en verano también apretamos los dientes?
Puede parecer contradictorio, pero en verano el estrés no desaparece del todo. Cambia de forma. Y a veces se cuela por rincones inesperados:
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Cambios de rutina: dormir más tarde, cambiar la almohada, viajar… todo esto puede afectar la postura y el descanso.
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Calor y mala calidad del sueño: dormir mal, sudar, despertarse a media noche… tu cuerpo no descansa igual, y eso genera tensión muscular.
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Organización de vacaciones, niños, maletas… Ya lo sabes: la logística veraniega también estresa, aunque vayamos a la playa.
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Menos control de hábitos: más alcohol, menos hidratación, menos deporte… el cuerpo lo nota.
Todo eso puede hacer que tu mandíbula se ponga en «modo defensa» sin que tú te des cuenta. Y ahí empieza el rechinar nocturno.
¿Cómo saber si tienes bruxismo?
Muchos pacientes nos lo preguntan: “¿Y cómo sé si yo lo tengo, si estoy dormido?”. Pues toma nota de estas pistas:
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Te despiertas con dolor en la mandíbula o en las sienes.
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Te crujen los dientes al masticar.
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Notas que los dientes se van desgastando o están más sensibles.
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Tienes dolor de cuello o incluso dolores de cabeza que no sabes de dónde vienen.
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Tu pareja te dice que haces ruido con los dientes por la noche (sí, pasa más de lo que crees).
Si te suena todo esto, lo más probable es que sí: estás apretando los dientes más de la cuenta, aunque estés en chanclas.
¿Y qué puedo hacer si tengo bruxismo en verano?
Aquí van algunas recomendaciones que pueden marcar la diferencia en vacaciones:
1. Revisa tu rutina de sueño
Asegúrate de dormir bien, con una almohada cómoda y en un ambiente fresco. Un ventilador, persianas bajadas y nada de móvil antes de dormir ayudan más de lo que parece.
2. Evita el alcohol y la cafeína en exceso
Ambos alteran el sueño y pueden aumentar la tensión muscular. En verano se nos va un poco la mano con las copas… pero si notas molestias, es mejor frenar.
3. Haz algo de ejercicio suave
Caminar por la mañana, nadar, estiramientos… cualquier cosa que ayude a liberar tensiones acumuladas.
4. Férula de descarga (y sí, te la puedes llevar de vacaciones)
Si ya tienes diagnóstico de bruxismo, no te olvides la férula en casa. Es como el cepillo de dientes: va en la maleta, sí o sí.
5. Relaja la mandíbula conscientemente
Esto parece una tontería, pero no lo es: al conducir, al leer, al mirar el móvil… intenta ser consciente de si estás apretando. Y si lo estás, afloja.
¿Cuándo deberías venir a vernos?
Si ya notas molestias reales (dolor, sensibilidad, ruidos al masticar), lo mejor es que no lo dejes para septiembre. En Anaya & Robles, en Ciudad Real, estamos todo el verano a tu disposición para valorar tu caso, hacerte una férula a medida si la necesitas y evitar que tus dientes sufran en silencio.
Porque sí, el verano es para disfrutar… pero sin que tu boca tenga que pagar el precio.
En resumen…
El bruxismo no se va de vacaciones aunque tú sí. Así que si notas que tu mandíbula está haciendo horas extra mientras tú intentas desconectar, ponle solución ya. Un diagnóstico a tiempo y algunos cambios sencillos pueden ahorrarte muchos disgustos (y muelas rotas) en el futuro.
¿Necesitas que lo miremos? Pide tu cita en Anaya & Robles, y te ayudamos a relajar la mandíbula… y de paso el alma.